martes, 13 de diciembre de 2011

Una lagrima...


Una lágrima es eso que humedece los ojos del mundo, y que el mundo se empeña en ocultar.

Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda en la garganta, apretada en el corazón comprimiéndolo todo.

Es tan profunda que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.

A veces una lágrima cicatriza una herida, lava una pena y ablanda el corazón.

Una lágrima es un recuerdo, una angustia, una desesperación, un interrogante.

Una lágrima puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación, que hace estrechar una mano.

Una lágrima puede ser rebeldía o arrepentimiento.

Odio. Amor, luz o sombra.

Una lágrima puede ser el sueño desvanecido que rozó nuestros párpados o el amor perdido que aún está dulce, húmedo.

Una lágrima es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro; cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda.

Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad la lágrima une, estrecha, funde.
La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse.

La lágrima descubre; el que ignora los motivos por los que las derraman, no te conoce ..!!

Dichosos los que saben llorar!!!

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